El escenario político del Estado de México ha tomado un giro interesante. Una fotografía publicada en redes sociales llamó poderosamente la atención: en ella aparecen varios líderes morenistas reconocidos por su incansable labor territorial. No son figuras de escritorio ni políticos de discurso fácil; son quienes caminan los barrios, escuchan directamente a la gente y conocen de primera mano las necesidades que aquejan a las comunidades mexiquenses.

El mensaje que acompaña esta imagen es contundente: “Recorreremos todo el Estado de México”. Una declaración que, más allá de su brevedad, plantea un objetivo ambicioso: mantener a Morena a la vanguardia en el estado más poblado del país. Pero esta afirmación también invita a la reflexión: ¿qué implica realmente recorrer el estado? ¿Es solo un mensaje político o se trata de una estrategia real para acercarse a las problemáticas que enfrenta la ciudadanía?

Este movimiento cobra mayor relevancia al observarlo en contraste con la presencia de otros actores políticos del partido, como Higinio Martínez, quien también realiza recorridos por el estado, pero con un motivo distinto: celebrar sus 50 años de trayectoria política. Mientras él conmemora el pasado, este grupo emergente parece mirar hacia el futuro.

Aquí es donde se vuelve evidente el tan mencionado “relevo generacional”. No se trata únicamente de la edad, sino de una forma diferente de hacer política: más cercana, más dinámica y menos atada a las viejas prácticas. Estos nuevos liderazgos, no son improvisados ni inexpertos; llevan tiempo trabajando en el territorio, consolidando una presencia auténtica y construyendo confianza entre la gente.

La gran pregunta es: ¿qué papel jugará este grupo en el corto y mediano plazo dentro de Morena y en el propio Estado de México? No es descabellado pensar que este esfuerzo por recorrer el territorio busca preparar el terreno para un protagonismo político mayor. De hecho, la estrategia territorial ha demostrado ser, en múltiples ocasiones, el camino más eficaz para ganar no solo elecciones, sino legitimidad ante la ciudadanía.

Queda claro que esta nueva fuerza morenista no se conforma con la inercia del partido. Pretende ser un actor que no solo acompaña, sino que impulsa cambios. Su presencia marca un antes y un después: la transición de un Morena que celebraba trayectorias pasadas a uno que apuesta por liderazgos frescos, comprometidos y, sobre todo, conectados con la gente.

En política, los gestos importan tanto como las acciones. La publicación de esta fotografía y el mensaje que la acompaña son, en sí mismos, un gesto político que anuncia una intención clara: renovar las formas y los liderazgos en el Estado de México. ¿Lograrán consolidar este proyecto? Aún es pronto para saberlo, pero lo que sí podemos afirmar es que el escenario político mexiquense acaba de ganar un nuevo protagonista que dará mucho de qué hablar.

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