Por Andrés A. Solis*
El 20 de diciembre de 2015 salió del aire uno de los programas más longevos en la historia de la televisión. Se llamaba “En familia con Chabelo”, conducido por el actor Xavier López.
Salió del aire luego de 48 años de emisiones casi ininterrumpidas y el argumento público fue que obedeció a cambios a la programación de Televisa. Un argumento poco creíble considerando que en las casi cinco décadas del programa al aire, la producción enfrentó decenas de cambios a la programación.
Se especuló que Chabelo estaba enfermo y cansado, pero también hubo versiones de que el programa fue cancelado por casos de abuso sexual cometidos por el propio Xavier López en contra de sus edecanes. Ex trabajadores del equipo de producción también denunciaron abusos y trato autoritario por parte del “dueño” el programa.
Otra versión fue que el programa poco a poco se fue quedando sin patrocinadores y eso porque en algún momento las autoridades sanitarias de México empezaron a prohibir la publicidad televisiva de bebidas y alimentos altos en grasas, sales y azúcares y la idea era reducir la exposición de las infancias a este tipo de publicidad.
La enorme mayoría de patrocinadores del programa dominguero eran precisamente las empresas fabricantes de refrescos, jugos botanas, pastelitos, dulces, caramelos y demás producto chatarra.
Recuerdo esto porque la batalla la perdieron las autoridades sanitarias del país y en poco tiempo todas las marcas de estos productos regresaron a todos los espacios publicitarios.
Luego les impusieron los famosos “sellos” hexagonales que advierten sobre los contenidos de estos productos. Hasta las bebidas “sin azúcar” tienen sellos que dicen “alto contenido de azúcares2 y eso no detiene su consumo.
La Secretaría de Educación Pública lanzó estos días una nueva cruzada contra la venta de productos altamente procesados dentro de los planteles escolares y en sus inmediaciones, pero de nuevo es una medida insuficiente.
De anda sirve prohibir la venta en escuelas si desde casa, niñas, niños y adolescentes consumen esos productos porque son parte de la “dieta familiar”.
Y este gobierno que se presume de izquierda lleva seis años siendo incapaz de prohibir la publicidad masiva de estos productos, considerando que las empresas que las fabrican y comercializan son los grandes emporios, algunos dueños o socios de medios de comunicación, desde donde hacen sus propias campañas.
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*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo Hoy” que se transmite los martes a las 13:05 hrs., por Radio Educación.