Con el propósito de conocer la evolución de los procesos migratorios en México, la investigadora Norma Baca Tavira, del Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales (ICAR) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), compara la calidad de vida de las personas migrantes dentro del visado H.2A de Estados Unidos y el programa PTAT de Canadá, que les permite trabajar de manera legal dentro de estos países.
Baca Tavira estudia estos programas desde su evolución y los relaciona con regiones migratorias, estas reconocen que hay territorios, entidades, municipios o pueblos que, por su historia, se ven impactados en sus dinámicas cotidianas.
El municipio donde ha centrado su estudio es Coatepec Harinas, ubicado al norte del Estado de México, en el cual analizó los “clubes de migrantes”, que aprovechan los programas y visados gubernamentales de forma que, al ser territorios con altos flujos migratorios, las personas se encuentran en México o en el extranjero para apoyarse, recomendarse y salir adelante.
Esta dinámica de apoyo entre trabajadores es visible desde los años 40 y 60, cuando personas salían del país con destino a Estados Unidos, principalmente por el tema económico, y que a través del tiempo su nombre ha cambiado, pasando de “personas indocumentadas” a “trabajadores esenciales”; sin embargo, las condiciones laborales en las que se desempeñan no corresponden a esta denominación y siguen viviendo explotación o carencias.
Norma Baca Tavira, en su investigación “De braceros a indocumentados y ahora trabajadores esenciales. Migración de trabajadores agrícolas mexiquenses en la agroindustria de Estados Unidos y Canadá a través de los programas H.2A y PTAT”, detectó la gran importancia de este flujo de trabajadores mexiquenses hacia el norte y constató la tendencia de un mayor número de mujeres en flujos laborales y de adolescencias, juventudes e infancias en las movilidades humanas en general.
En este mismo sentido, Norma Baca explicó que durante mucho tiempo se pensó que las mujeres no estaban en las migraciones internas e internacionales; sin embargo, aproximadamente desde los años 50 las mujeres se trasladaron al centro de México, comenzaron las migraciones internas. Actualmente, se estima que del 100 por ciento de personas que migran, 48 por ciento son mujeres.
Finalmente, Baca Tavira mencionó que su interés por los procesos migratorios se debe a su propia experiencia, ya que ella es migrante interna, al desplazarse de Michoacán a Toluca para continuar sus estudios, lo cual le causó curiosidad para entender los motivos por los que las personas de su comunidad migran.
“Con el tiempo, los y las migrantólogas hemos identificado que México es un país de tránsito migratorio, es decir, personas de países latinoamericanos cruzan la República para poder llegar a la frontera con Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida y no sólo en el ámbito económico, también por desplazamientos forzosos, factores ambientales o por relaciones afectivas. Son rasgos de cotidianeidad para México y el mundo, que necesitan comprenderse y visibilizarse”, afirmó.
Esto la ha motivado a seguir por el trabajo científico y subraya que las mujeres en la ciencia tienen la presencia suficiente, con tendencia ascendente y firme, ya que poseen el potencial para desarrollar ciencia mexicana sólida, rigurosa y al mismo tiempo, empática con las comunidades que estudian.