Por Luis Ayala Ramos

Amecameca, México. A sus escasos 22 años, Emily Elizabeth Ramos es orgullo de la Coordinación Municipal de Protección Civil y Bomberos de Amecameca, pues desde los 18 años trabaja como voluntaria y no se atemoriza ante ningún siniestro y le entra como todos sus compañeros para apagar fuegos o rescatar personas.

“Vanellope” como le dicen sus compañeras y compañeros de la corporación es igual de inquieta que el personaje de la película y también la más pequeña de edad en el servicio, le entra al trabajo como cualquier otro a la hora de atender una llamada de auxilio y ni los más de 20 kilos que pesa el equipo la detienen a la hora de combatir incendios.

Al preguntarle porque labora en un oficio tan peligroso, Emily destacó que el valor y la vocación de servir a los demás lo tiene en la sangre, pues su papá y su mamá son también paramédicos y bomberos y desde que tiene uso de razón, las pláticas familiares eran siempre de incendios, accidentes y atención prehospitalaria.

“Por eso me decidí a estudiar como Técnico en Enfermería y espero pronto lograr certificarme como paramédico en la Escuela Nacional de Protección Civil como Técnico Básico de Gestión Integral de Riesgos”, dice con orgullo.

La adrenalina de estar frente a un incendio o un accidente la hacen olvidar el miedo que normalmente tendría una joven de su edad, pero a ella esa energía la impulsa a actuar a pesar del peligro en el que pudiera estar.

Recuerda que siendo muy pequeña vivió un incendio en una fábrica y vio cómo las llamas se extendían por el pastizal y amenazaban con alcanzar unas viviendas, pero contrario a lo que cualquier civil haría por alejarse, tomo unas ramas y comenzó a golpear la yerba seca para tratar de sofocar el fuego.

Poco pudo hacer por su corta edad y porque los bomberos la retiraron, pero ese hecho la dejó marcada y por la experiencia de sus padres decidió estudiar enfermería para entrar como rescatista a Protección Civil, donde ha tenido que aprender técnicas de apagafuegos.

Su primer acto heroico, aunque parezca una leyenda urbana, fue rescatar un gatito que trepó a un árbol de 10 metros de altura y no podía bajar, “llegamos a petición del dueño de la mascota y mi jefe quien decide la estrategia me dijo que me subiera a bajarlo, así que sin titubear subí a la escalera y con equipo de rapel baje al animalito”.

Estamos preparados para cualquier situación porque constantemente recibimos capacitación, y como mujeres, porque somos cuatro en la corporación, no tenemos ningún privilegio, laboramos al parejo de los hombres”:

Aunque en este momento solo es voluntaria, lo cual es además meritorio porque lo hace por servir, Emily “Vanellope”, desea seguirse preparándose y escalar puestos hasta convertirse en jefa de bomberos, coordinadora de PC o cualquier otra responsabilidad que le permita seguir desarrollando su pasión por el servicio social.

 

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