Ya cállate chachalaca, gritó López alguna vez a otro presidente.
El prestigio del “no saber” o el desprecio del conocimiento caracteriza buena parte de los debates políticos. Lo que en una dictadura se aborda con prohibiciones y silencios, en las democracias se procura con campañas de manipulación en las que una verdad queda inutilizada por sentimientos de desconfianza o negación preventiva, escribió desde España, Luis García Montero, en el portal infolibre.es.
Aquí en México, se vive un clima de hostilidad y manipulación hacia la mediocridad general, en pobres intentos desde el orden gubernamental, por lo que la Cultura Impar entra al debate prensa vs gobierno federal. Es por el simple hecho de no aceptar que un gobernante se sienta intocable y ataque sin tapabocas y sin freno, a quienes le critican o le hacen ver sus fallos en lo que nunca llegará a ser una transformación nacional.
Ya no es cada martes que el líder de la 4t tacha de mentirosos a los medios, ahora es día a día. Ocupa su espacio mañanero para decir que son representantes de la ultraderecha y de los neoliberales, que buscan manchar su imagen (pésima, eso sí).
El colmo llegó en su monólogo -que el viernes fue desde Sonora- donde dio cifras y láminas informando de los ingresos del periodista Carlos Loret, y a decir del periodista, mostrando datos falsos.
Una catarata de rechazo se formó en el sistema político y periodístico mexicano. Quienes sí saben cuidar su profesión, reprocharon a este sr. López, por su inoperante manera de querer tapar el escándalo de su hijo y de algunos miembros (o exmiembros) de su gabinetito, sobre la corrupción en la que viven y que él cierra los ojos para hacerse el mártir.
“Si ejercer la libertad de expresión implica que el presidente puede recurrir a la represalia de usar su poder para injuriar a quienes la ejercen y hacer pública su información privada, la libertad de expresión está bajo asedio”, escribió en su tuit @carlosbravoreg.
O esto que puso una periodista a la que el sr. López califica como su enemiga, “pagada por el PAN”, Denise Dresser, que dijo que el presidente violó “en vivo, el artículo 16 de la Constitución, el Código Fiscal de la federación, y la Ley General de Protección de Datos Personales. En vivo”.
López se volvió a equivocar y lo peor de todo, es que su séquito se lo celebra y sin duda hasta le mal aconsejan al respecto.
El periodista León Krause, otro de los descalificados por el inquilino del Palacio Nacional, escribe su alarma por “el paso que ha dado hoy el presidente al revelar, desde el escenario de su conferencia de prensa, información fiscal de @Carlos Loret. En el contexto de la violencia contra el periodismo en México, lo ocurrido implica un atropello moral inusitado”.
Con una sonrisa de vil burla, este sr. López dijo que el periodista Loret de Mola, uno de sus principales adversarios mediáticos, gana 15 veces más que él, “cosa que me da mucha pena”, argumentó el político.
La estación W Radio, soltó un comunicado oficial en el que ven “con profunda preocupación la revelación hecha por el presidente López Obrador de los supuestos ingresos del periodista Carlos Loret de Mola”.
“…emplear recursos del estado y la investidura presidencial en represalia por su trabajo constituye un acto de intimidación y abuso de poder. Es obligación del Estado generar las condiciones indispensables para el ejercicio periodístico, el respeto a la libertad de expresión y el derecho de la sociedad a estar informada. Este se trata de un precedente alarmante, por venir del funcionario de mayor jerarquía del gobierno mexicano”.
Lo cierto es que, por al menos una tarde, le funcionó al peje su estrategia de marcar la agenda de los medios, pero nada más. Se le cayó el mundo encima.